Si tiene que haber un #sextohombre en un partido de baloncesto y que funcione como tal, cuando tu equipo juega en casa, se tiene que convertir en un "infierno" para el rival.
Para conseguir dicho efecto en el ambiente de la grada y sus habitantes en criaturas del averno, hay que meterle muchas ganas, decibelios y efectos visuales.
Es aparentemente sencillo. hay que transformarse de espectadores tranquilos a posesos devotos del equipo local para intentar "intimidar" al rival y no se sienta nada cómodo en la cancha.
Uno de los modelos de infierno baloncestístico que tomo, como no,es el pabellón OAKA , llamado también el infierno verde.
Allí juega uno de los clásicos de la competición europea; el Panathinaikos y del que es dueño el inefable Dimitris Giannakopoulos.
El presidente del Panathinaikos, es si duda, un personaje pendenciero que parece salido del averno que amenaza, desafía y se burla de todos los estamentos de la Euroliga.
Para ello, no queda otra que visitar el modelo clásico de infierno ideado por Dante en su obra magistral, La Divina comedia. Vamos allá...